El día que la aldea Colán Conhué llenó de vida sus calles para recibir a vacunadores

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Tras recorrer 144 kilómetros de polvorientos caminos de ripio, un equipo de vacunación llegó a la pequeña aldea ubicada en plena meseta para inmunizar a 178 vecinos de los 187 que allí viven.

La población de Colán Conhué, una pequeña aldea ubicada en plena meseta a casi 500 km. de Rawson, la capital del Chubut, perdió su habitual tranquilidad y llenó de vida sus calles. Ocurrió cuando un equipo de vacunación llegó desde Esquel, sede del Área Programática del Ministerio provincial de Salud del cual dependen, tras recorrer 144 kilómetros de polvorientos caminos de ripio.

“Nos dio mucha alegría porque todos los que habían sido notificados (para el proceso de inmunización contra el coronavirus) vinieron. Muchos de ellos por sus propios medios y, en otros casos, con vehículos que proveyó el sistema” público para estos casos, explica a Télam, en referencia a la jornada vacunatoria del 26 de junio pasado, Lorena Carrasco, supervisora zonal de trabajadores comunitarios en terreno.

Foto: Eugenia Neme
La llamada población objetivo fue, en este caso, vecinos de la ruralidad, en su mayoría crianceros de chivas y ovejas a quienes se contactó de manera personal porque en esos pagos patagónicos la señal telefónica no siempre ayuda y una minoría cuenta con los medios para comunicarse.

Tras una campaña previa de detección y traslado de los pobladores rurales de los parajes que rodean a Colán Conhué y la vecina localidad de Aldea Epulef se vacunaron a 178 vecinos. De ese número 120 son de Colán Conhué y 58, de Aldea Epulef.

El intendente de la primera localidad, Raúl Santander, estima que “el 90 por ciento de la población ya fue vacunada” al menos con la primera dosis.

El Área Programática Esquel diagramó el esquema de vacunación con los fármacos Sinopharm y AstraZeneca. Foto: Eugenia Neme
Las vacunas aplicadas fueron Sinopharm y AstraZeneca.

El Área Programática Esquel diagramó el esquema de vacunación con esos dos fármacos debido a que no podía ser garantizada la cadena de frío que requiere Sputnik V a raíz de la larga distancia a recorrer vía terrestre.

Si el número de 178 personas vacunadas no resulta llamativo, bueno es recordar que en Colán Conhué viven 187 vecinos, aunque el padrón electoral cuantifique más porque muchos figuran pero no residen de manera permanente allí.

Foto: Eugenia Neme
Ese paraje cumplió, el 16 de enero pasado, 105 años de vida. Tras la campaña de conquista del general Julio Argentino Roca, una veintena de familias neuquinas fueron llevadas a esa zona para habitarla. Con posterioridad, fueron llegando otros colonos y en 1916 tuvo su primer negocio de ramos generales, al cual se fueron sumando otros incipientes comercios.

Durante el último sábado de junio fueron vacunados 60 pobladores. Quienes tienen entre 18 y 59 años de edad recibieron la primera dosis del esquema. Quienes tienen 60 años o más les fue aplicada la segunda dosis, al igual que quienes realizan tareas esenciales de riesgo. La jornada sanitaria duró 10 horas, a las cuales se sumaron las cuatro horas que insume el viaje de ida y vuelta.

“Para que los pobladores estén (disponibles para ser inmunizados) se tuvo que hacer un trabajo comunitario, que incluyó el recorrido de casas y puestos de estancia para avisar”, señala Patricio Daut, empleado administrativo a cargo de la coordinación de los puestos sanitarios de ambas aldeas.

“Se realizó un trabajo comunitario, que incluyó el recorrido de casas y puestos de estancia para avisar”, señaló el coordinador de los puestos sanitarios. Foto: Eugenia Neme
La actividad de vacunación se realizó en el gimnasio municipal, que reabrió sus puertas después de meses cerrado.

A más de uno le pareció estar en el acto central por la fiesta del pueblo, cuando el operador sanitario se paró frente a las mesas de vacunación para llamar por los altoparlantes a los vecinos que esperaban pacientes el momento del pinchazo.

Apellidos de familias originarias como Penchulef, Curín, Rapimán, Calfuñir, Pailacura, junto con otros de identidad española como González o Santander, retumbaron contra las paredes del amplio salón.

Foto: Eugenia Neme
Los más jóvenes se animaron a viajar “a dedo”, aprovechando que todos se conocen y siempre alguien “baja al pueblo” buscando mercadería o por algún trámite, pero en su mayoría debieron ir a buscarlos.

“En el campo vive gente muy mayor, los jóvenes se fueron yendo porque no hay posibilidades de progreso, lamentablemente, así que ya no quieren ir a caballo al pueblo, eso se fue perdiendo y por eso los fuimos a buscar”, explica el intendente de Colán Conhué, Raúl Santander.

Ocurre que, aunque toda la vida montaron a caballo, la vejez hace difícil el trámite de ensillar y luego subirse al lomo del animal para transitar decenas de kilómetros.

Foto: Eugenia Neme
Una de las buscadas fue Clara Curín, de 93 años, quien vive con su hijo en un campo de su propiedad a 38 kilómetros del pueblo.

A la semana de haber sido vacunada, el propio intendente Santander la fue a visitar “para ver cómo andaba”, según él mismo cuenta a Télam. “Estaba bárbara -añade-. Charlamos un rato hasta que me dijo que tenía que hacer y salió a recorrer su gallinero mientras me quedé tomando unos mates con su hijo”.

Los Curín viven en Las salinas, uno de los tantos parajes que conforman los alrededores de Colán Conhué, al cual se suman El Campanario, El Portezuelo, Laguna Blanca y Mallín Blanco.

Por otra parte, en todo Chubut fueron aplicadas ya 300.000 vacunas del primer componente y un 25 por ciento de ese total tiene las dos aplicaciones.

Foto: Eugenia Neme

El recuerdo de una ruta nacional
Llegar hasta Colán Conhué, desde cualquiera de las ciudades cabeceras, incluye el desafío de transitar cientos de kilómetros por la Ruta Provincial de ripio Nº 62. Sin embargo, esa vía tiene la característica de que por cada kilómetro transitado hay un mojón de señalización con la inscripción de Vialidad Nacional.

Apenas Eugenia Neme, la fotorreportera enviada por Télam, llegó al pueblo los pobladores advirtieron: “Esta era ruta nacional, pero la corrieron y asfaltaron otra”.

Colán Conhué cumplió, el 16 de enero pasado, 105 años de vida. Foto: Eugenia Neme
Alguna vez el ex diputado provincial Roque González, hijo del ex gobernador radical homónimo, dijo desde su banca que a esa ruta la habían cambiado por la audaz maniobra de terratenientes poderosos que hicieron valer sus influencias políticas para mejorar el valor de sus campos.

Nadie lo confirmó. Tampoco nadie lo desmintió.

Los viejos pobladores aseguraron que, desde ese momento, Colán Conhué empezó un continuo despoblamiento.

Claro, su esplendor en las primeras décadas del siglo pasado están atados al comercio de ramos generales que levantó el emprendedor Agustín Pujol, en 1916, aprovechando el fluido tránsito entre la costa y la cordillera del Chubut.

A partir de ese comercio se fueron levantando humildes viviendas desde donde se ofrecían servicios al viajero.

Al sacarle esa traza lo transformaron en otro pueblo olvidado de la meseta chubutense con cada vez menos habitantes y la mayor parte de su población entrada en años.

“Me pregunto si los científicos que diseñan las aplicaciones en los laboratorios pulcros, robotizados y vanguardistas se imaginan hasta que lugares tan recónditos y apartados llega su trabajo”, se interrogó Neme.
El punto estratégico se quedó sin su principal sustento, porque el tránsito se desvió desde Pampa de Agnia hacia Tecka para llegar a Esquel.

La ruta iba por allí para esquivar dos pronunciadas pendientes en la precordillera y aliviar el transporte de carga que trasladaba la cosecha de lana desde los campos hacia las barracas y a los muelles de exportación.

Si difícil es llegar a Colán Conhué, peor es arribar hasta la población de Aldea Epulef.

Al menos en el primer caso es una ex ruta nacional que le quedó de “herencia” una buena consolidación, ancho de calzada y mojones que señalan los kilómetros transitados.

La jornada sanitaria duró 10 horas, a las cuales se sumaron las cuatro horas que insume el viaje de ida y vuelta. Foto: Eugenia Neme
Pero llegar hasta Aldea Epulef es un desafío del que salvó a Neme el gomero del pueblo, uno de los dos ex combatientes de Malvinas que tiene la población, al que el equipo de la agencia pública recurrió con una cubierta deshilachada por las filosas piedras que se asoman sobre la traza.

“Mientras recorría los caminos de ripio para llegar a Colán Conhué y Aldea Epulef para cubrir la campaña de vacunación, me preguntaba si los científicos que diseñan las aplicaciones en los laboratorios pulcros, robotizados y vanguardistas se imaginan hasta que lugares tan recónditos y apartados llega su trabajo”, se interrogó Neme.

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