El ex gobernador mendocino, Rodolfo Gabrielli, hoy presidente de Casa de Moneda, está trabajando en ese proyecto con el titular del Banco Central. Y lo que sería además un regreso de los personajes destacados a los billetes.

Si bien la emisión depende del Central en su calidad de autoridad monetaria, es la Casa de la Moneda la que se encarga de la impresión. Es la que tiene “la maquinita”. Fuentes oficiales confirmaron que se piensa avanzar con el lanzamiento del billete, si bien no en el cortísimo plazo.

Varias razones indicarían que hace falta. Por empezar, las más cotidianas y tangibles: la erosión inflacionaria que deriva en menor poder adquisitivo del billete con el que antes se podía acceder a más bienes.

Juan Paolicchi, analista de Eco Go, lo pone en números: “con la inflación del Indec hasta marzo y suponiendo que la de abril da 1,1% un billete de $ 1000 hoy te permite comprar bienes por $ 400 o sea, perdió un 60 % de su valor. Esto es consistente con una inflación acumulada del 150 % o sea que el índice de precios se multiplicó 2,5 veces”.

Para recuperar el valor de compra que tenía el de $ 1.000 a fines de 2017 habría que sacar uno de $ 2.500. Pero eso sería apenas para restaurar lo perdido. Con una proyección de inflación de casi 50% para los próximos 12 meses, según el último relevamiento del BCRA, rápidamente volvería a erosionarse lo recuperado, lo que inclina el argumento a favor de quienes apoyan un billete de aún mayor denominación.

“La dinámica inflacionaria lleva a que en tiempos de pandemia la gente demande mucho más efectivo por una cuestión precautoria”, explica Paolicchi. “No sabe cuándo va a poder ir al banco, si va a poder salir. La gente prefiere quedarse con el efectivo en el bolsillo para enfrentar comprar futuras, entonces tiende a sacar cada vez más y más billetes y los bancos tienen que reponer cada vez más seguido y eso genera un costo no sólo para las entidades sino para la Casa de la Moneda que tiene que imprimir esa plata”, resume. 

Ahora, volviendo a la maquinita, no es tan fácil seguirle el ritmo a Pesce. La Casa de la Moneda no tiene suficiente papel y debe importar, algo que no es nuevo. Pero sí lo es esta circunstancia excepcional de la pandemia en la que todos los países están embarcados en un tsunami de emisión monetaria y necesitan imprimir sus propios billetes. 

Por ahora, según los últimos datos disponibles el grueso de las nuevas impresiones están concentradas en los billetes de $ 1.000 y salvo por los de $ 20, en la masa de billetes en circulación son los únicos que vienen aumentando su peso. fuente clarín