Como todos los viernes por FM Sur 105.5 Mhz Carlos Flores Mariscal nos trae un hecho de la historia para desarrollarlo y analizar las similitudes con la actualidad
El Mayo Argentino – Parte I – Rosario.
Ubiquémonos temporalmente, 1969, un mundo bipolar donde teníamos Guerra de Vietnam, una carrera espacial; para Latinoamérica países como Brasil y Argentina sucumbían bajo una dictadura militar y en octubre del año 1967, un médico argentino-cubano moría en la selva boliviana haciendo enardecer el espíritu combativo de las juventudes en toda la región durante las décadas siguientes.
Argentina, nuestra Argentina, nos gobernaba el General Onganía desde el año 1966, había derrocado al presidente emblema de la humildad, el radical Arturo Illia, un presidente que había sostenido a la educación y la salud como pilares fundamentales para el desarrollo de nuestra nación, en nuestras universidades florecían científicos, técnicos, profesionales capacitados en el modelo desarrollista. Pero no todo era lo que parecía, el peronismo que era el partido político que aglutinaba a la mayoría argentina, estaba proscripto, su líder exiliado en España, la CGT estaba dividida y los medios de comunicación comenzaban a tener un rol protagónico en la política argentina, no nos olvidemos que ellos le atribuyeron el apodo de “tortuga” al presidente Illia y un par de ellos (a ver si pueden identificarlos) motivaron la nefasta “Revolución Argentina” encabezada por Onganía. Con este régimen llegaría la famosa Fuga de Cerebros y el retroceso de las conquistas logradas por los trabajadores.
La ciudad de Rosario en 1969 contaba con una de las universidades más grandes del país y un cordón industrial que se debilitaba por las medidas económicas del Onganiato. En mayo de ese año, la situación en el país era desfavorecida para las mayorías que siendo avasalladas por la dictadura empiezan a hacerse escuchar. El 13 de mayo en la provincia de Tucumán, trabajadores del ingenio azucarero Amelia, toman las instalaciones debido al impago de sus salarios. El día siguiente en la provincia de Córdoba, manifestantes salen a las calles por la supresión del “sábado inglés”, una conquista que había sido obtenida desde los tiempos de Hipólito Yrigoyen. Pero la gota que rebalso el vaso ocurrió en la provincia de Corrientes, cuando a los estudiantes universitarios se les aumenta el precio del comedor universitario, saliendo a protestar en contra de esta medida son reprimidos y el estudiante Juan José Cabral resulta muerto en el enfrentamiento y una sensación de indignación comenzaba a contagiar a todo el país. Los primeros en reaccionar ante esta medida son los estudiantes de universitarios que comenzaron a activar el mecanismo de asambleas en todas las universidades nacionales, en Rosario el rector José Luis Valentín Cantini para impedir estas medidas de organización impuso un asueto universitario de tres días, lejos de desgastar y desmovilizar a los estudiantes, los mismos se reunieron el comedor universitario y al terminar la asamblea 500 universitarios se dispusieron a marchar por las calles de Rosario. El sábado 17, se da una nueva asamblea estudiantil, siendo cada vez mas los estudiantes, salieron nuevamente a las calles, esta vez la presencia policial era mayor y al escuchar el sonido de un petardo, iniciaron una brutal represión. Ese día, en la galería Melipal el estudiante de Ciencias Económicas Adolfo Bello perdería la vida y durante tres días las protestas sacudieron a la ciudad santafesina. Fue la CGT de los Argentinos, encabezada por Raimundo Ongaro quien se solidarizó con los estudiantes y para evitar la brutal represión policial, realizo actos relámpagos en todo Rosario pero tal vez la muestra de solidaridad se plasmo en la olla popular organizada por la central trabajadora para contrarrestar el cierre del comedor universitario.
El Rosariazo propiamente dicho estallaría recién el día 21 de mayo, el lema mas recordado fue “obreros y estudiantes, juntos y adelante”. La policía, a la que se le sumaria la policía federal y la gendarmería intentaron detener el avance de los manifestantes, pero era tal la organización que las fuerzas de choque cedieron, Rosario estaba tomada por los ciudadanos, por que a los trabajadores y estudiantes se le habían sumado docentes universitarios, círculos profesionales, familias incluso sacerdotes (acá emergerían los sacerdotes tercermundistas). El Rosariazo se cobro la vida de Luis Blanco un estudiante secundario de 15 años que a la vez era un aprendiz metalúrgico y la situación llego a ser controlada por el ejército el día 23, de todas formas el Mayo Argentino había iniciado y a lo lejos el fin de la dictadura se empezaba a ver.
Reflexionemos, primero, antes que nada, las protestas, las indignaciones sociales, el descontento frente a las políticas de un gobierno, no surgen por un mero reproche ideológico, se generan condiciones para que un trabajador, un estudiante o la misma sociedad comiencen a cuestionar. Estas condiciones van desde quita de derechos, aumentos de servicio y/o impuestos, inflación que a fines de la década del 60 era muy alta para el bolsillo de la ciudadanía. Las marchas, asambleas, concentraciones, etc. son simplemente una traducción de lo anteriormente mencionado en una sola palabra, organización. Durante la historia argentina principalmente la del siglo XX y XXI se tuvo que esperar a que rebalsara el vaso de agua o que los intereses personales sean presionados para que aparezca la solidaridad, la empatía mirándonos el uno al otro sabiendo que no somos tan diferentes como pensábamos. Pensemos cinco minutos en nuestros estudiantes de todas las ramas, que son el futuro de nuestra ciudad y nación, pensemos en los trabajadores y las trabajadoras que son el motor de nuestra economía, que deben llevar el pan a sus familias y afrontar la situación económica actual. Por cinco minutos veamos al de alado no como una competencia o con egoísmo, veamos que hay detrás de ellos.
Bienvenidas las criticas y sugerencias desde el respeto mutuo.