Esquel: se fugan de la cárcel, secuestran a un pastor, vuelcan, los detienen y los condenan

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Franco Acosta y Héctor Norry se escaparon de la Unidad 14. Pero como no conocían Esquel golpearon y obligaron a un religioso a guiarlos rumbo a las afueras. Se accidentaron por no conocer la ruta y fueron recapturados. Aunque ya cumplían una pena efectiva, los condenaron a otros 8 años.

Ocurrió la madrugada del sábado 19 de febrero de 2017. Se fueron por una ventana y cruzaron el alambrado de la U-14. Caminaron perdidos dos kilómetros hasta que sorprendieron en su casa de Mitre al 700 a Ramiro Fernando Millaldeo, quien entraba su Fiat Palio Adventure al garaje. Es un pastor de la Iglesia Evangélica.

Lo tomaron por asalto, lo trompearon, le robaron $270 y tarjetas de crédito y débito y simulando que tenían un arma lo obligaron a subir. Norry fue detrás con él para vigilarlo y Acosta manejó, aunque no lo hacía hace años. Arrancaron el portón, le pasaron por encima y casi chocan otro coche en su escape.

Le pidieron guiarlos para salir ya que no conocían la ciudad. Intimidado, el vecino debió colocar él mismo la marcha atrás y enseñarles cómo prender las luces por la ignorancia e inexperiencia del conductor. Les señaló las calles de salida y ya en la ruta, la dirección y las curvas peligrosas. Buscaban salir a El Bolsón o Viedma.

En el trayecto se detuvieron y hallaron en el baúl y la guantera un hacha, una tijera y un destornillador. El pastor fue constantemente golpeado y amenazado para pedirle más plata para la fuga. El más violento era Norry; Millaldeo iba agachado para no ser visto. Incluso pasaron frente a la Comisaría. Este delincuente quiso sacarle la ropa y las zapatillas pero el talle era muy chico.

Mientras esto sucedía, Mirna Díaz, su esposa, denunciaba su desaparición. Estaba con su hija menor en su casa cuando se dio cuenta de que el hombre no regresaba. Habían cenado con amigos y al salir vio el portón tirado.

El trío hizo 70 kilómetros por ruta 40 hacia Leleque y cerca del arroyo La Madera, por el mal chofer y la oscuridad de un camino desconocido, zigzaguearon, mordieron la banquina y volcaron. Millaldeo pudo escapar y pedir auxilio. Era el único con cinturón y fue el menos lesionado; Norry quedó suelto y aturdido; Acosta fue despedido por el parabrisas y quedó desmayado en el suelo.

Al cautivo lo rescató Ángel Hernández, un policía de Comodoro Rivadavia que estaba de vacaciones en la zona. El secuestro duró más de una hora.

El fallo los consideró “momentos tensos y traumáticos”. Contra su voluntad “fue obligado a transitar durante la noche calles y ruta con dos extraños que lo amenazaban y golpeaban, en una travesía con convictos cuyo final para él era impredecible”. Su relato “fue propio de alguien que pasó por una situación que lo marcó emocionalmente ya que hubo violencia psíquica”.

Millaldeo declaró que a sus captores les dijo que se llevaran el auto para que no entraran a la casa con su familia. La escena duró tres minutos. “No se ponían de acuerdo en qué querían hacer, uno insistía en entrar a la casa y el otro se quería llevar el auto a toda costa”. Cuando les dijo que era pastor del Ministerio de Evangelio le pegaron menos. “En la ruta pasaron el puesto policial y lo obligaron a mantenerse abajo del asiento, amenazándolo con que si la policía los paraba lo iban a tener que matar”.

Querían escapar a Viedma y no sabían qué ruta tomar. “Queremos que nos saques de acá rápido”. Les indicó el camino a El Bolsón: había más población y podían rescatarlo. “Iban a pasar a buscar plata al cajero, iban a cargar nafta y e iban a continuar, no sabían hasta dónde lo iban a llevar”. Sólo querían plata porque estaban jugados. “El que manejaba aparentemente no sabía mucho, frenaba de golpe, salía afuera de la ruta y retomaba, hacia rebajes con los cambios e inclusive lo tenía que guiar cuando notaba que se aproximaba una curva peligrosa. Fue una situación muy dramática. Por momentos iban a alta velocidad y por momentos disminuían”.

Como le pegaban mucho les dijo: “Tranquilos, ¿por qué me pegan? Ustedes me dicen lo que tengo que hacer y lo hago”. Millaldeo les indicaba cuándo llegaba un puente o una curva. Cuando no les dijo más nada, volcaron. Norry se distrajo, el pastor corrió a la ruta, hizo señas a un auto que paró y escapó hasta la Portada de Esquel. “Estaban muy nerviosos y agresivos”, contó.

En la causa el pastor pidió presencia policial en su barrio. Temía por su familia ya que los presos sabían dónde vivía y podrían volver a escaparse.

Acosta cumplía una condena a 15 años de prisión por robos agravados que incluían una muerte. Saldría en libertad en 2025. Norry tenía una pena de doce años por secuestro extorsivo. Iba a salir en 2021.

En su defensa ambos dijeron que encontraron a Millaldeo y le pidieron ayuda “de onda” para irse a otra localidad. Le pusieron el cinturón para que no se tire del auto. Este dato terminó por perjudicarlos.

Según el testimonio de Acosta, la víctima “les dijo que los iba a ayudar a salir de Esquel, que no lo lastimaran, y que no le pidieron plata”. Les contó que era sacerdote. El ladrón le dijo que creía en Dios y le pidió una bendición.

“Aceleraron y agarraron una ruta de muchas curvas. No controló el vehículo, hicieron trompos y no recuerda más”. Se despertó en la camilla del Hospital mientras le hacían placas. “Nunca discutimos ni hubo gritos, al contrario, hablamos de Dios y después volcamos, todo sucedió muy rápido”. Hasta aseguró que rechazaron el dinero que el pastor les ofreció.

“Nunca existió violencia, iban charlando y les aconsejaba que cambiemos el estilo de vida”. Según su versión, “nos dijo que lo más cerca era El Bolsón y acordaron que una vez que llegábamos, nos dejaba y se volvía con su auto”.

En la cárcel, Acosta se levantaba a las 5.30, a las 6 entraba al taller de panadería hasta las 12. Comía en la casa de pre-egreso, a la tarde iba al gimnasio, escuchaba música y preparaba parciales para rendir materias para empezar tercer año en marzo. El último recuento diario es a las 22. “Tiene miedo que le pase algo más adelante, por eso quiere que lo devuelvan a la comisaría o lo lleven a algún lugar de la provincia, que no quiere que lo maten en la cárcel”, le pidió a los jueces.

Norry declaró que “lo único que le dijeron fue que los sacara de Esquel, que no le iban a hacer nada”. Cuando su víctima les dijo que era pastor “le dijeron amén y le pedían perdón por lo que le hacían, pero no querían nada de él”. Antes de las 7 debían estar fuera de la ciudad porque era la hora del recuento en el penal. Luego de volcar reaccionó y vio a Millaldeo correr por la ruta. Con Ortiz caminaron por la ruta hasta que aparecieron dos patrulleros y los detuvieron.

Estaban lastimados y sangraban. “Cuando se dio cuanta estaba dentro de la Comisaría”. La idea del dúo era llegar a Buenos Aires, de donde son oriundos.

“Su vida corre peligro y no justifica lo que hizo -testimonió ante el tribunal-; buscó su libertad, hacía 8 años que estaba detenido, tiene un nene de 8 años y otra de 3. Venía haciendo conducta desde el 13 de febrero de 2013 y lo vienen trasladando desde varias cárceles, perdió a su familia, su señora lo dejó. Hizo recurso de amparo contra las cárceles de Rawson, Chaco, Neuquén, Salta y todo el ámbito federal. Quería escaparse para estar con los chicos”. Pidió perdón a Millaldeo y su familia.

Al fallo del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia lo firmaron Nora Cabrera de Monella, Enrique Guanziroli y Mario Reynaldi.#

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