Maldita paradoja la que vivimos en esta bendita zona del país , hace más de 100 años que el Golfo San Jorge viene proveyendo del oro negro, petróleo sin valor agregado a un estado nacional que poca veces supo valorar esta sangría, el mayor y casi único reconocimiento lo efectuó durante muchos años la empresa estatal YPF, desarrollando claras políticas de arraigo en la Patagonia, construyendo obras emblemáticas para la zona, hospitales, escuelas, aeropuerto , puerto, rutas y barrios enteros con sus respectivos centros comerciales, pero nunca se implementó la instalación de una destilería que pudiera bastecer de combustibles varios a la región , con la correspondiente generación de mano de obra, salvo algún ensayo en Dragón que pereció sin pena ni gloria por acción del tiempo y la falta de compromiso del sector político que siempre tuvo miedo de entrometerse con los negocios e intereses del poder económico .
Con este panorama la única reivindicación para la Patagonia, fue hace unas décadas la liberación del pago del impuesto de transferencias de combustible, lo que le permitió al sur argentino tener un precio diferencial respecto al resto del país, lo que en realidad es una clara compensación a la entrega de materia prima que se realizaba, en la práctica era un valor regional del orden del 50% del precio nacional. Esta metodología además era un reconocimiento a las necesidades y condiciones de vida de esta región, (no se las voy a contar, todos las conocemos), era también una acción que no significaba una gran erogación al erario nacional, hasta que llegaron gobiernos con clara orientación neoliberal, Menen, y posteriormente De la Rúa, con un actor en común, Domingo Felipe Cavallo, que desmantelaron a YPF y su espíritu desarrollador y la única compensación que se tenía en la Patagonia, se sacó el beneficio pero nunca se implanto ninguna destilería, y mucho menos ningún polo petroleoquímico, con la complicidad y silencio de los gobiernos y funcionarios patagónicos, con el mal intencionado latiguillo de que el petróleo Escalante es “malo” que es “pesado” y “difícil de destilar” se “multa” al Escalante con una “penalidad” de u$s10 por barril, sin pensar que en realidad esa “DESVENTAJA” es una “VENTAJA “ que hace casi obligatoria la instalación y desarrollo de un polo petroleoquímico, que hubiera generado que el Golfo San Jorge a la fecha, una población mayor al millón de habitantes, pero los intereses de vender ese crudo pesado al exterior o generar trabajo en la provincia de Buenos Aires dieron por tierra con el sueño de progreso patagónico.
Hoy después que se hablara de recuperar esta compensación en un foro de debate en Comodoro algunos políticos activaron la sinapsis de algunas neuronas y se acordaron de este reclamo dormido hace años. Primero fue el Presidente de la Comisión d e Fomento de Cañadón Seco “otro faro petrolero” el querido Negro Soloaga, petrolero de SUPHE, y posteriormente, el pintoresco Senador Alfredo Luenzo, quien llevo este reclamo al congreso, mas allá de quien lo impulse es imperioso el acompañamiento de todos los sectores locales, para poder compensar el poco peso político electoral que tiene la Patagonia en el gobierno de Macri, aun aquellos que todavía agitan las banderas del cambio y los globos amarillos, de la revolución de la alegría, por ejemplo, el diputado Gustavo Menna.
Por Diego D. Bukay