El posible adelanto de las elecciones, también puede ser un posible, orientado hacia una retrospectiva que, habilite espacios suficientes para repensar la educación fetiche.
En los últimos tres años, la educación pública a nivel nacional, ha tenido un degaste que la ha confrontado con esa vieja relación, impuesta por el efecto de la opinión pública, reduciéndolo todo, a la corta expresión de la “mala calidad educativa”.
Por qué existe menos posibilidad
Si nos imagináramos la cuestión por decantación, también comprenderíamos, un poco más de cerca, los grandes esfuerzos que realizan casi todas las provincias para sostener el financiamiento de aquello que, hoy entendemos y conocemos como educación pública. En este aspecto, esta posible hipótesis, no sería en todo caso, la defensa a ciegas de una identificación política específica., sino más bien, esta puede transformarse en uno de los reclamos más fuertes, por parte del Chubut, a la hora de pensar en proyectos, enmarcados dentro los espacios políticos y, en concordancia con la actuación de aquellos posibles aventureros y sanadores, de nuestra realidad.
“El tema de la educación pública, es un tema muy enroscado”., así lo mencionaba Jeremías, un joven de veintitrés años que decía militar activamente para un partido político local.
Ahora bien, retomando las palabras de Jeremías, en cierta medida, pueda que tenga mucha razón, siempre y cuando, lo analicemos desde una superficialidad comprendida dentro de los espacios que hacen a la opinión pública., como bien puede ser, por ejemplo; en la profundidad del fenómeno que se presenta a raíz de la utilización de las redes sociales, donde casi todos opinan de todo, sin importar si conocen o no del tema que se coloca en discusión. En el recorte que acabamos de mencionar, tenemos tela para rato, pero nosotros, deseamos tomar aquí, un punto preciso y referente, que se identifica con la criticidad de las acciones que involucran, indefectiblemente a todos aquellos que, hacen o por lo menos demuestran tener interés para conformar la llenura de distintas listas, en tanto que se sobreentienden como candidaturas políticas.
En esta misma sintonía, es que divisamos dicha asociación entre la educación y la comparación ingenua con la “calidad”. Esto, no es nuevo, ya lo mencionaba el académico D. Filmus cuando hacía referencia a “Educar para el mercado”., aquí, dicho enfoque promete y describe, en todo caso, la gran obturación de una educación emancipadora y reflexiva para encontrar su alineación, nada más y nada menos que, con aquel funcionalismo acrítico. En correlación con esto y, encontrándonos dentro de nuestro contexto etnográfico, decidimos preguntarnos; ¿Cómo piensan la educación en el Chubut nuestros posibles representantes? En todo caso, la pregunta es muy simple, pero aquí, en lo simple, creemos que puede estar presente aquel nexo invisible que nos ayude o, por lo menos, nos permita intentar salirnos del encaje o la reducción de las interpretaciones, pero también, de todas o, una gran parte de las acciones que; escuchamos, vivenciamos, reaparecen y luego se ocultan y que, lamentablemente, muy pocos deciden retomar para repensar la política estatal en la cotidianeidad.
La retrospectiva, es entonces, el punto de ataque, para reconstruir, por qué no, el imaginario de las plataformas que regresan cada cuatro años. Ese papelito de diez por quince, un poco más o un poco menos, es la impronta de aquello que denominamos como metodología del arrastre. Aquí, reaparece aquello que muchos pasan por alto y que, se relaciona de lleno con la superficialidad de las acciones. Aquí, nuevamente viene el reclamo por parte de los oprimidos, por parte de los que tienen pocas posibilidades para alcanzar la emancipación de la vida misma.
Por un lado, lo propagandístico, en cierto punto, continúa colocando la dirección de lo que escogemos democráticamente. Basta pensar en los debates de las últimas elecciones, y toda la importancia de lo que se transmitió mediante la utilización de la palabra., nuevamente, vale la pena preguntarnos de manera simplista; ¿ellos dicen lo que queremos escuchar? En otras palabras, el punto principal, encuentra su mayor tensión con la formulación de proyectos, pensados para el beneficio de todos los argentinos y, no solamente para un sector minoritario.
Sarmiento, no deja de formar gran parte de la tirantez descripta., un ejemplo claro, se presenta cuando pensamos en la formación terciaria y universitaria. La política local, en una buena medida de su accionar, demuestra no haber ahondado en profundidad y seriedad con respecto a la continuidad de la formación docente en nuestro habitus. En este sentido, dicha hipótesis, encuentra su comprobación, nada más y nada menos que, en el anhelo de una visualización que, de cuenta de posibles planes educativos pensados, no en la calidad, sino más bien en el desarrollo; educacional, social, cultural, territorial y por qué no, ancestral.
En esta forma de comprender nuestro mundo, muchos pueden hacer una defensa de carácter sociopolítico, es decir, en relación con el partido que representan y con el cual se sienten identificados ideológicamente. Por lo tanto, este análisis, no puede someterse a la simple simpatía o, a la no crítica del propio quehacer., en todo caso, se explicita la peripecia de traer a colación una un rasgo distintivo que se encuentra en medio de nosotros y que también decide, hasta ahora, casi todas las acciones. Es así que, nos encontramos en medio de una demanda generalizada que, lamentablemente no logra ponerse en palabras. Esto, es entonces, una gran unión que se mezcla entre ansiedad y necesidad.
En dicho encuentro, proyectado hacia el futuro, existe una voz de reclamo, tanto local como provincial y, la misma presenta su eco en el compromiso existencial con la idea de una educación que acerque a los que menos posibilidades tienen, es decir, a los que llegarían a estudiar si es que las condiciones estarían dadas y en este sentido, las situaciones, inevitablemente, dependen de los que dicen ser representantes, más allá de las posiciones políticas vigentes. Es así que, volvemos a preguntarnos; ¿Cuáles son los proyectos presentados por parte de los que dicen representarnos?, ¿son superficiales?, ¿existe compromiso con la formación académica en Sarmiento?, ¿Cuáles son las necesidades que presentan los Institutos de Formación Docente en nuestra ciudad?, ¿existe Justicia Curricular o más bien hablamos de injusticia curricular?
Estas preguntas que acabamos de realizar líneas arriba, en todo caso, se presentan como una forma de revisión que permita la visualización de una necesidad, tal y como diría A. Signorelli, pero también, de una forma de pensar lo social en Sarmiento y el resto de la provincia.
La política de la incompletud
Hasta aquí, en un análisis más íntimo y de igual manera, podríamos afirmar que, los distintos sectores políticos se dan la mano., pero, asimismo este, es el momento de repensar nuestra responsabilidad frente a la elección democrática y por qué no, de romper con lo atávico, es decir; con lo que conocemos y elegimos, una y otra vez, afirmando que; “mejor conocido que malo por conocer”.
Si hacemos una reseña de la vida institucional, respecto a la existencia de los profesorados de formación docente en nuestra ciudad, bien podríamos encontrarnos con una falencia importantísima por parte del Estado local. En un juego de relación con la sinonimia, podríamos permitirnos pensar en una falta de acompañamiento y nada más., pero en realidad, en dicho trayecto institucional existe una ausencia de gestión, no por parte de los agentes que conforman la gobernabilidad de los institutos superiores, sino más bien y en todo caso, se da a conocer una falta de gestión en lo referente a los que dicen ser representantes escogidos a través del sufragio obligatorio.
Desde el año 2008, uno de los profesorados, en este caso el ISFD Nº 802, uno de los más grandes de nuestra región, lleva adelante la tarea académica de formar profesionales dentro del campo de la educación. Estos expertos, en proceso de formación, resultan ser oriundos de Sarmiento y de otras localidades cercanas como así también de otras provincias. Si hiciéramos una comparación espiritualista, bien diríamos que se trata de una gran bendición., en realidad y fuera de todo tipo de subjetividad, hablamos de una extensión pensada en la exterioridad de lo urbanístico y también, en la proyección de una idea, sostenida mediante el derecho con acceso a través del concepto de igualdad.
En esta situación, la política local, demuestra pensar en un inicio sustentado con un acompañamiento, firme, pero solamente mediante la presencia física del sector político. Lamentablemente, esto no alcanza. Lamentablemente, desde el inicio de las carreras de formación docente en Sarmiento, todavía, quienes piensan en la formación superior, no han encontrado respuesta para; el sostenimiento y la apertura de nuevas carreras. Lamentablemente, quienes forman parte de la matrícula de dichas instituciones, transitan con la incertidumbre de no divisar lo que va a suceder más adelante.
Aquí se produce una dicotomía que, arroja, por un lado, a los que desean continuar sus estudios en el nivel superior, pero que, inevitablemente, si la decisión política no cambia, su destino se encuentra definido por la aleatoriedad. Por el otro, se encuentra un profesorado que todavía vive de prestado, es decir, sin la posibilidad de poner, aunque sea una piedra fundamental que indique la construcción futura de su propio edificio.
Esta realidad que vivimos los sarmientinos, habla en otras expresiones, de una política que se sostiene mediante la incompletud de sus acciones. Esta realidad, también expresa una especie de castración de la formación después de la formación.
Esta realidad, se sustenta en el argumento de la política decadente que, se encarga al mismo tiempo de; proponer una reducción del gasto público de manera concreta y firme.
¿Por qué no pensar en la necesidad?
En otras interpretaciones, bien podemos aludir que, este reclamo, no solo es un eco de rebeldía y disconformidad, sino que, igualmente, es de legitimidad, frente a la violencia ejercida por un Estado que, muchas veces hace oídos sordos frente a la necesidad del pueblo.
Es este reclamo, también la posibilidad de hacer frente a lo estadístico que se enmarca dentro de; empleo, violencia de género, suicidio, plantas de personal sobrecargadas, destrato de lo cultural, emancipación de lo político y por qué no, de las ligaduras que hacen al compromiso de la politiquería barata y superficial. Es este, tal vez, el punto para pensar en la Política Cara.
De esta manera, decimos que, el posible adelanto de las elecciones, es de igual manera el posible nexo para repensar una decisión democrática. En la decisión, seguramente se expone la necesidad de una ciudad que, en otras palabras, ha dejado de ser el pueblito del fondo. Pensar en el Sarmiento del mañana, en todo caso será, la difícil tarea de repensar no solo los espacios, sino también las responsabilidades que a cada uno compete y las acciones conjuntamente a sus consecuencias.
Proponemos pensar en la necesidad, justamente porque es el reclamo actual de millones de personas que se quedan sin trabajo, que se quedan sin acceso a la educación y que, en muchas ocasiones se sienten hasta perseguidas. Entonces, la responsabilidad política, debe visualizar, creemos, la metodología que lleva adelante., es decir, las formas de hacer y de llevar más allá una simple administración, no para el mercado, sino más bien atravesada por los derechos. En esta misma dirección, la nueva política deberá comenzar a responsabilizarse de todas sus acciones, porque de otra manera, bien le podemos preguntar; ¿para qué se presentan?, ¿para qué dicen que saben si demuestran lo contrario?
Estas preguntas, nacen merced de lo visto hasta ahora, digamos de la presencia de una política cruel y sin escrúpulos que solamente piensa en la recaudación, a fuerza de cualquier costo., y en ese sentido, es también, la política de lo superficial y lo fetiche que nos azota, sin darnos respiro.
Por Marcos E. Jaramillo.